Partido Comunista de Chile: ni chicha ni limoná
Aunque intenten desconocerlo, existe una crisis interna en el Partido Comunista (PC), y no es
simplemente una cuestión de diferencias tácticas o coyunturales.
Se trata de una expresión profunda de su incapacidad para leer el presente con audacia y claridad.
Partido Comunista de Chile: ni chicha ni limoná
Delfo Acosta
Aunque intenten desconocerlo, existe una crisis interna en el Partido Comunista (PC), y no es
simplemente una cuestión de diferencias tácticas o coyunturales.
Se trata de una expresión profunda de su incapacidad para leer el presente con audacia y claridad.
estratégica. En un momento en que Chile, América Latina y el mundo atraviesan un trance
civilizatorio marcado por la crisis profunda del capitalismo, el colapso ecológico y una
intensificación de las luchas sociales, el PC permanece atrapado en una lógica de administración
del orden existente, renunciando de facto a cualquier horizonte de transformación real. “Con un
pie en el gobierno y con un pie en la calle”, plantean tratando de disfrazar su renuncio y el
oportunismo que los mantiene cómodamente apotingados en los malolientes salones del poder
burgués.
Lo más grave no es solo la pérdida de dirección o el extravío ideológico, sino la facilidad con que el
partido se ha entregado al modelo que alguna vez prometió combatir. Las alianzas con la clase
política y su participación en gobiernos “progresistas” sometidos a los intereses del capital y el
imperialismo, han terminado por vaciarlo de contenido y sentido.
La audacia ha sido reemplazada por una cultura del cálculo electoral y la coherencia de clase por
una ética funcional al sistema.
La filtración de opiniones de la ex presidenta de la Cámara de Diputados, Karol Cariola no hacen
sino reflejar esa doble moral que atraviesa al partido: un discurso de compromiso con el pueblo en
lo público y una práctica de complacencia con el poder en lo privado. Este tipo de contradicciones
no son individuales, sino estructurales. Hablan de un partido que ha optado por la gobernabilidad
burguesa, en vez de conducir a la clase trabajadora, al pueblo hacia el socialismo y el comunismo.
Frente a este escenario, es urgente que las fuerzas verdaderamente transformadoras recuperen la
iniciativa, vuelvan a leer el momento histórico con lucidez y convoquen a una praxis revolucionaria
que supere el reformismo estéril y el oportunismo.